¿Con cuánta frecuencia pospones el comenzar una tarea? ¿A menudo te propones hacer cosas pero luego o no las haces o no las acabas? ¿Te sientes culpable por haberte buscado excusas para evitar hacer algo que tenías que hacer? Pues entonces tenemos que hablar de la procrastinación.
La palabra procrastinar, es un a palabra que viene del latín y su significado latino es: “postergar hasta mañana”. Según la Real Academia Española de la lengua significa: diferir o aplazar. Así que nos encontramos ante un claro: dejar las cosas para mañana.
Comparto contigo algunos ejemplos de procrastinación que quizá te suenen:
- recrearse eternamente en los preparativos antes de ponerse a hacer lo que hay que hacer: en mi caso ordeno la mesa, compruebo que tengo el material necesario, me levanto a por una botella de agua, compruebo que el móvil se va a quedar sin batería y entonces voy a por el cargador, enciendo una velita, me pongo cómoda, cambio el cojín porque no estoy a gusto y ya, pasados 20 minutos, me siento a trabajar, pero ya he perdido 20 preciosos minutos.
- atender tareas menores y poco importantes con tal de no enfrentarme al trabajo principal: ordenar estanterías o tus cajones, hacer llamadas improductivas, contestar e-mails, enfrascarte en hacer limpia de papeles u organizar los toners de la impresora.
- distraerte a la más mínima oportunidad: parece que tu radar está más atento a mensajes de móvil, a comprobar las rrss, “poner la oreja” en conversaciones ajenas, mirar un momentín el correo electrónico…
Antes de continuar, te diré que no se trata de un defecto de nuestro carácter o que seamos unos vagos o que no sepamos organizarnos bien el tiempo. No. El problema radica en un problema en cómo manejamos ciertas emociones negativas: aburrimiento, ansiedad, desmotivación, inseguridad, etc.
Es decir, ante una tarea que no nos motiva o que nos da pereza, o que nos produce cierta ansiedad porque no sabemos si estamos preparados para abordarla (inseguridad) decidimos atender a esas emociones antes, que a la tarea en si. Vemos prioritario, sin ser conscientes, que tenemos que aplacar ese aburrimiento, ese miedo, antes que trabajar.
Esto hace que nos produzca un alivio temporal, y digo temporal, porque al final la tarea hay que hacerla, sigue ahí esperando. Y es la pescadilla que se muerde la cola.
Al final es un mal hábito que puede tener consecuencias bastante malas en distintos aspectos de nuestra vida. Por ejemplo cuando retrasamos el pedir cita médica para una revisión, o cuando postergamos una llamada a un cliente con el que quizá cerremos un buen trato y en cambio lo perdamos por no hacer la llamada a tiempo.
Pero ¿por qué procrastinamos? ¿Qué nos puede llevar a ello?
Hay varios motivos que suelen ser recurrentes:
- que la tarea en si sea una obligación impuesta y por tanto nos enfrentamos a falta de motivación y al aburrimiento.
- que tengamos miedo y nos sintamos inseguros a la hora de afrontar esa tarea por desconocimiento, o sensación de que nos va a superar o que no estamos capacitados.
- que seamos muy perfeccionistas y posterguemos el hacerlo porque para hacerlo mal mejor no hacerlo.
- que vivamos con sensación de ser aceptados por los demás, y por tanto priorizamos hacer cosas por o para otros frente a lo que es importante para nosotros.
- que seamos muy impulsivos, y queramos hacer mil cosas a la vez, empezando varias tareas a la vez perdiendo el foco de lo que realmente es importante.
¿Te identificas con alguno? ¿con varios? o ¿como yo, con todos?
Pues toca poner remedio para evitar que siga sucediendo en la medida que nos sea posible. Para ello aquí tienes algunos consejos que comparten los expertos para evitar procrastinar:
– Organízate y planifica: si la tarea se te plantea aburrida, o demasiado complicada, divídela en tareas más pequeñas.
– Ponte plazos: todos trabajamos mejor a contrarreloj, con la sensación de que el tiempo se acaba en breve.
– Comparte con otros tu tarea: desde tus objetivos personales al proyecto laboral al que te enfrentas. Podrás tener aliados y será más fácil encontrar a alguien que te anime y te aliente.
– Proponte hacer primero al menos un borrador: si la tarea se te complica o te satura o no te motiva, proponte hacer al menos un borrador. Cuando lo hayas hecho, ya tendrás una idea general del proyecto y podrás completarlo, extenderte, mejorarlo, etc.
– Identifica tus distracciones y evítalas: si sabes que se te van los ojos al correo electrónico desactiva las notificaciones. Si en cuanto puedes te poner a mirar Instagram o whatsapp, ten lejos el móvil (que te tengas que levantar a la otra punta de la habitación a por él).
– Descansa: planea descansos cada cierto tiempo de minutos, despéjate, y vuelve a concentrarte. Pero también da prioridad a dormir, a sentirte descansado. Rendirás mucho más que si trabajas y te peleas con la motivación sin descanso ni tregua.
– Busca cosas que te mantengan motivado. En estos posts, puedes encontrar muchas ideas.
Y con el enemigo identificado, y las herramientas para vencerle, toca ponerse manos a la obra, y dejar de procrastinar.
Un abrazo.
Pensé que era la única, pero me alegra saber que es general. Muchas gracias por tu ayuda.