Escribo este post a un día que dé comienzo el Adviento y con él la cuenta atrás para la Navidad. En nuestra casa, por primera vez desde hace 11 años mañana no tendremos árbol, ni belén… por no tener este año no tendremos ni calendario de Adviento, ese que hice hace 7 años con estas manitas, y que cada Navidad rellenaba con dulces, carteles, planes…
Me he pasado las dos últimas semanas dándole vueltas al porqué de esa necesidad de agobio que me invade a finales de Noviembre. Un agobio autoimpuesto por mí misma: decoración, felicitaciones, regalos, comidas, casa a punto…
El año pasado la mitad de los días se nos olvidaba abrir el calendario de Adviento. El texto prácticamente lo obviaban porque mis hijos andaban más ensimismados en comprobar que los tres tenían la misma golosina, o chocolatina. Los planes que había incluido en los saquitos prácticamente eran imposibles de llevar a cabo, ya que seguíamos inmersos en una maratón de colegio, extraescolares, cumpleaños, partidos de fútbol, cenas, comidas, meriendas…y aunque sí conseguimos ir al centro, tomarnos un chocolate con churros e incluso tener un momento Chenchooooo en plena puerta del Sol, buscando a uno de los amigos de mis hijos, jamás encontramos el momento de ir en el Navibus, decorar galletas todos juntos, ni la mayoría de los planes.
Así que este año he decidido que voy a VIVIR la Navidad. La “culpa” la tiene mi mindfulnes del alma, que lo invade todo, pero que no puedo dejar de dar las gracias a Dios porque me lo pusiera en el camino.
Quiero que nuestra Navidad sea auténtica. No un maratón que al final nos produce enfados innecesarios, agobios absurdos y un consumismo desmesurado.
Los niños no se han tomado muy bien lo de que este año, en Adviento, no hay chocolate, ni gominolas, pero tampoco les ha parecido mal que lo hacemos como gesto de solidaridad para quien no puede. Porque lo que buscamos es prepararnos para el nacimiento de Jesús, no un calentamiento previo a una carrera por ver quién abre más rápido los regalos del día 25 diciembre y el 6 de enero.
Será un experimento para todos, para mi la primera.
Quiero hacerles ver a mis hijos lo afortunados que son, pero también todo el potencial que tenemos para ayudar a los que nos puedan necesitar.
Quiero poner el árbol cuando me sienta con ganas, y disfrutar tanto decorándolo como cuando lo observo por la noche cuando es lo único que queda encendido en el salón. Quiero poner con esmero el Belén y no que sea una tarea más a tachar de la lista.
Quiero que nos invada la gratitud por todo aquello que tenemos, desde lo más sencillo a lo más abstracto. Por eso en Instagram compartiré el #reto31diasdegratitud, en el que cada mañana, en stories, te propondré un motivo sobre el que reflxionar y sentirse agradecido.
Quiero disfrutar de mi familia, de nuestros amigos. Estar presente. Que nuestra casa esté abierta a todos, que se sientan a gusto, y yo disfrutar sin tener que tenerlo todo milimétricamente organizado. ¡Ojo! Que mucho debo estar cambiando, cuando he sido una auténtica ninja de la organización.
Quiero una Navidad pura, sencilla y auténtica. Quiero sentirla, verla, pasearla, degustarla, tocarla y oirla.
¿Quiero o siento la necesidad? La verdad es que no sé muy bien la respuesta. Me debato entre ambas. Pero tengo muy claro lo que no voy a hacer.
Esta Navidad será la Navidad de SER y ESTAR, no de TENER o TENER QUE.
Parece que me lees la mente. Exactamente estaba pensando lo mismo y al igual que tu, este año no colgé ese calendario de Adviento que elabore con mis manos hace unos años. El Mindfulness llena cada vez mas mis pensamientos y lleva a una paz que me ha costado años encontrar. Me pareces una persona sencilla, sensata, y llena de generosidad por compartir tu vida con nosotros. Sigue asi, eres un gran ejemplo. ¡Feliz Navidad¡¡
Esther, no puedo estar más de acuerdo contigo. Minimalismo, mindfulness… calma, tranquilidad, disfrutar cada momento… Nos autoimponemos y nos autoexigimos mucho, cuando para ser feliz hace falta muy poco. besos y gracias por todo lo que nos aportas desinteresadamente.
Pues me tengo que poner a meditar yo tambien por que no estoy nada cómoda con el enfoque que le he estado dando estos últimos años a la Navidad. Tiempo con nuestros seres queridos y menos compras y decoración efímera, eso es lo que quiero ahora. Mil gracias por tu gran aportación!!
Me encanta tu reflexión. Antes yo también me sentía así, incluso en los cumpleaños cuando mis hijos eran pequeños. Hasta que dije, basta. Porque me di cuenta de que yo no disfrutaba de las celebraciones. Y las fiestas también son para nosotras. A disfrutar!!!
Feliz Navidad 😘
Pues me siento como tú, hace un año descubrí la meditación y con ella el mindfundless, y aunq si lo noto y mucho, pero esto último de la navidad no lo había relacionado.
Pues me parece muy bien, esas maratones que nos pegamos no conducen a nada bueno y lo importante es disfrutar de verdad y, como dices, vivir la esencia de la Navidad rodeada de las personas queridas. A veces se nos va todo un poco de las manos.