De vez en cuando necesito “resetearme”. Soy como los móviles, ordenadores o tablets, que necesitan actualizarse para ser su mejor versión. Pero bueno, creo que todos lo necesitamos, queramos o no.
Suelo darme cuenta de que lo necesito cuando voy arrastrándome por la vida. Cuando me vence la apatía, o la falta de energía, cuando no me concentro, ni tengo muy claro mis propósitos, cuando me pongo en piloto automático, y adelante. Pero también cuando voy como una loca sin rumbo, apagando fuegos a diestro y siniestro, y siento cierto desasosiego interior.
Sé que soy afortunada por darme cuenta de esa necesidad de frenar, recapacitar y volverme a programar de algún modo. Pero es algo que aprendes a hacer a base de tortas. Como caminar o montar en bici. Al principio das un paso, dos pasos, una pedalada completa, dos, te caes, vuelves a intentarlo. Al final todo es cuestión de ganas, y mantener el equilibrio.
Yo me he caído unas cuantas veces. Una vez el golpe fue tan fuerte que aprendí a identificar cuando la cosa iba a ir a peor, como cuando vas en bici, y empiezas a intentar controlar el manillar que se mueve de un lado a otro cada vez más rápido, sabes que o te centras o te vas a caer fijo. Pues igual.
Esta vez, aprovechando que tengo la oportunidad de disfrutar de algo más de tiempo para mi, he decidido hacer un buen reseteo. Hacerlo en profundidad, con calma, y saboreando el proceso. Porque conocerse, o reconocerse otra vez, es algo maravilloso y que recomiendo a todo el mundo.
Por ahora nunca ha sido algo doloroso, sino más bien liberador.
Empezar por encontrar la calma. Bajar revoluciones, hasta casi parar. Después empezar poco a poco a plantearme preguntas, buscar la respuesta y sincerarme conmigo misma. Descubrir a la Esther del 2022.
Y en esta ocasión estoy viviendo un viaje de lo más peculiar.
Siempre comienzo con un libro de esos que te revuelven por dentro y que suelo reservar para este tipo de ocasiones. Esta vez elegí uno que a mitad mencionaba una teoría sobre la que busqué más información en un segundo libro, que a su vez me llevó a otro tema del que no había oído nunca pero que me pareció de lo más revelador.
Siento que he comenzado un viaje que me está llevando por lugares de lo más insospechados pero muy muy reveladores y bonitos. No tengo prisa, así que puedo permitirme el lujo de desviarme cada vez que leo algo que me llama la atención. Y luego, empapada de cosas nuevas, y con la visión algo diferente, vuelvo al libro inicial y continúo mi camino.
Así que he pensado que voy a documentar de algún modo todo este proceso para compartirlo y que pueda servir a alguien más. No mis respuestas, claro, sino las preguntas, las pautas, la ruta… aquellas cosas que descubra y que me asombren o me parezcan idóneas para hacernos reflexionar. ¿Qué te parece?
Mientras tanto te espero en Instagram, que ya sabes que me divierte muchísimo y me parece una forma de comunicar bastante práctica (aunque el Algoritmo me tenga a veces un poco de manía).
Un abrazo, Esther
Esther que libro te ha removido tanto esta vez? … necesito aprender a hacer estos reset